miércoles, 18 de noviembre de 2015

Un libro peculiar... EL PRELIBRI



Bruno Munari encontraba los libros infantiles “aburridos y sin sorpresas” y decidió hacer él mismo los libros para su hijo. Creía en la creatividad de los niños, en la posibilidad de tener un pensamiento elástico y es así como nacen obras como Nella Notte Buia y Nella Nebbia di Milano (Einaudi), arquitecturas virtuales que en libros de menos de un centímetro de espesor generan espacios en los que el lector no lee, “atraviesa” el libro y experimenta el espacio allí representado. Con el uso del papel vegetal, de páginas agujereadas, de objetos con cara y espalda, y otros recursos bidimensionales, logra generar una tercera dimensión en la acción de pasar la página (algo similar a la sensación de movimiento por la sucesión de fotogramas en una película), y con la ilusión de un vector de lectura transversal al libro destruye su orden desplegando las páginas en el espacio e introduciendo al lector en un paisaje compartido por éste y el autor. Su labor creativa en el campo de la literatura infantil le proporcionó el Premio Andersen al mejor autor infantil, y aún hoy vemos muchas de sus ideas en libros para niños.

En 1979 idea y realiza los Prelibros (editados por primera vez en 1980 por Danese y últimamente reeditados por Corraini), una Enciclopedia de objetos que parecen libros para niños de edad preescolar, que aún no saben leer ni escribir, y que les ayudan a familiarizarse con la lectura despertando el deseo por los libros. Son doce tomos distintos, de 10 por 10 cm. (el tamaño de un disquete), fácilmente asibles por las manos de niños. Son estímulos visuales, táctiles, olfativos, sonoros, térmicos… Están dotados de lenguaje y de significado, contienen unas reglas o un discurso que se rompe o manipula causando sorpresa, admiración o simple encanto, transformando la lectura pasiva en activa, incluso en creativa.

Son libros para tocar, manosear, arrugar, acariciar, oler, morder… que propician el poder encontrarse entre las manos un libro que se parece al vestido de mamá, al mantel del desayuno, a la silla del cuarto, o a nuestro muñeco favorito. Esto sí que es una aventura.
Aquí os dejo un ejemplo realizado por mi:

 Está realizado sobre tela vaquera, con hilos como canutillo. En el interior, las hojas, están decoradas y realizadas de distintas maneras. Las hojas están hechas también de tela vaquera pero, en si interior, tienen diversos materiales para la experimentación (papel, guata...) y el contenido de las páginas cuenta también con materiales diversos (como goma eva, algodón, discos desmaquillantes...)















Fdo: Gemma Rodríguez Casero

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