miércoles, 9 de diciembre de 2015

Bluchi, el botón tón tón

Os voy a contar una historia que ha sido creada por mí a modo de autobiografía. He intentado reflejar parte de mi personalidad y mis aficiones en una historia en la que el protagonista es un botón, al igual que Andersen estaba identificado con el personaje de su cuento "El patito feo". ¡Espero que os guste!






Había una vez, una costurera que se pasaba el día cosiendo porque le encantaba su trabajo. Le gustaba mucho coser a máquina, pero un día, empezó a hacer cosas de punto, como bufandas, gorros y jerseys de lana para sus dos hijas.

Una tarde, Andrea, la hija pequeña, quiso ponerse una camisa para salir a dar un paseo, pero se dio cuenta de que no se la podía poner porque había perdido dos botones; entonces, le dijo a su madre que comprara botones cuando pudiera para ponérselos en la camisa.
A la mañana siguiente, su madre fue a la mercería y compró un paquete de tres botones. Cuando llegó a casa, puso dos botones en la camisa de Andrea y guardó el restante en la caja de los hilos por si le hacía falta en otra ocasión. Lo que Esther, la madre de Andrea, no sabía es que ese botón era especial porque estaba animado, es decir, era como una persona, ya que tenía sentimientos, jugaba, bailaba, reía... e incluso hablaba y cantaba.

Andrea decidió  llamarle Bluchi para recordar siempre a su mascota (una conejita blanca y negra llamada Niebla). Bluchi era listo y simpático; le encantaba ayudar a los demás y estar rodeado de niños pequeños; quería mucho a su familia, especialmente a Cristina, la hija mayor; le gustaba jugar con Niebla y salir a dar un paseo con sus amigos; su color favorito era el rosa; le gustaba ir a la casa que tenían sus dueños en el camping El Ortigal; su deporte favorito era el balonmano y su comida preferida, los canelones que hacía Esther; le gustaría trabajar en un colegio...Es verdad, que también era un poco "marimandón" y,  a veces, se alteraba, pero siempre reconocía sus errores y pedía perdón. Normalmente, era un poco pesimista consigo mismo, pero optimista con los demás, ya que confiaba plenamente en ellos y se autoconvencía de que iban a conseguir las cosas. Le gustaba dar su opinión y decir lo que pensaba respecto a un tema determinado, aunque le costaba mucho decir lo que sentía o cómo se sentía. Estaba un poco acomplejado con su cuerpo porque era un poco más gordito que el de otros botones; pero todo el mundo que le quería, le ayudaba a superarlo y le animaba. Era muy charlatán, pero también muy risueño, ya que le encantaba sonreír. Sin embargo, lo que más odiaba era la mentira o que se rieran de él.



Fueron pasando los años y el botón iba creciendo, hasta llegar a un momento en el que crecía "personalmente", pero no de tamaño, por lo que seguía siendo un botón pequeñito. Bluchi fue madurando y empezó a dar el valor correspondiente a cada cosa, persona o situación, dándose cuenta de que las pequeñas cosas se hacen grandes día a día y de que los pequeños detalles marcan la diferencia. El botón fue conociendo a distintas personas a medida que crecía, unas para quedarse y otras para olvidarlas porque sólo habían entrado en su vida de pasada. Al principio, Bluchi lo pasaba muy mal y se ponía muy triste con las personas que entraban de pasada, pero luego comprendió que las únicas personas que necesitas en tu vida son aquellas que te demuestran que te necesitan en la suya. Bluchi, a pesar de que ya era adolescente, se deprimía mucho si alguien se reía de él o le faltaba el respeto; pero las personas que realmente le apreciaban le decían que él era fuerte y eso sólo le tenía que servir para aprender y seguir adelante, demostrando a la gente que él valía mucho y que nada ni nadie iba a poder con él. A Bluchi le llevó mucho tiempo el aprender a no deprimirse cuando alguien se reía de él o cuando algo le salía mal, hasta que un día se dio cuenta de que el mejor guerrero no es el que siempre triunfa, sino el que vuelve sin miedo a la batalla. 
Y, desde entonces, Bluchi empezó a ser más optimista consigo mismo y a dar importancia a las personas que de verdad lo merecían mientras que a las personas que no le aportaban nada o sólo le aportaban cosas malas decidió apartarlas de su vida para no deprimirse nunca más por personas que no merecen la pena. Así, Bluchi empezó a resumir su maravillosa vida con una frase muy simple: "Feliz con lo que tengo y con quien tengo."






Realizado por: Andrea Sobrino Verde

No hay comentarios:

Publicar un comentario